Se escucha por los pasillos de las radios. Se advierte en
los baños de las canchas. Los conductores de tv…. No, ellos no saben nada. Se
dice que La Kléber Chalá Band, la mejor banda de la historia del Universo,
estaría pensando en reunirse.
Ante esta noticia, que supera ampliamente la expectativa de
reuniones como la de los Beatles (siempre sin Paul), los Borbotones, o La Mancha
de Rolando, los Chalases (como se
hacen llamar los “fanáticos” –en el sentido terrorista del término – del Grupo)
están colapsando Ticketek, entrando cada dos minutos y medio para ver si la
famosa banda de Boedo (barrio de Tango, cultura y San Lorenzo) ya anuncia algún
show, a pesar de que hace 4 años los integrantes no se comunican entre sí, ya
que a pedido de la Sociedad Protectora de Animales (WWW) se encuentran detenidos en diferentes
penales del país (aunque uno de estos penales fue errado por Messi, pero eso es
otra canción).
Hagamos historia. El relato de “Los fabulosos cuatro de
Boedo” comienza hace ya ocho años. Eran épocas felices: chicas bonitas hacían
topless por las calles, los hombres usaban una cebolla en el cinturón (que era
la costumbre en ese tiempo), y en Francia ganaba las elecciones la
anarco-izquierda, modo en que llaman en ese exótico país al peronismo. En ese
momento, el cuarteto comenzó como un trío, ya que también era lo usual, hasta
que en pocas semanas la banda contrató, a préstamo, por un año sin opción, a un
temible defensor central de Laferrere para ocupe el mítico lugar de “Bajista”
(como le llamaban en esos días).
Luego de la primera canción del primer ensayo, ya todos
sabían que se trataba de la mejor banda de la historia. Era indudable. Nada
podía malir sal. Luego de eso, siguió lo usual: recitales en Obras, River,
Santiago del Estero, Madison Square Garden y etcétera (“Etcétera”, gran lugar
de recitales, que queda al lado del Orfeo de Córdoba, esquina Bonpland, que La
K.C. Band llenó en numerosas oportunidades).
Pero también, desde 5 minutos antes de formarse la banda,
comenzaron los excesos. El tecladista, con su adiccón a los perfumes franceses;
el guitarrista y cantante, con su adicción a la fama y los osos de peluche
eróticos; el joven bajista con su adicción
a cabecear cordones de vereda; y el apuesto baterista, líder y alma de
la banda, con su adicción a Telesur.
Nada de esto podía terminar bien. Pero la banda seguía en
ascenso. Tanto, que la Rock and Pop, por un mes sólo pinchaba discos de los hijos de Chalá. La carrera del Grupo se vio interrumpida por el
numeroso tiempo que sus integrantes pasaban en prisión, o acariciando osos de
peluches eróticos. Todo se desmadró. Buscaron madre adoptiva, pero luego
dos de ellos se casaron con ella, lo que ocasionó orgías y la separación de la
banda.
No obstante, hoy, después de tanto tiempo y éxitos jamás olvidados,
un rumor recorre las calles… Vuelve el MID de Frondizi… Pero también se
escucha, se siente, se palpita, las negociaciones para la vuelta de la mejor
banda del mundo, y de la Kléber también.
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